Los imperios de América son conocidos por practicar el sacrificio humano, pero lo que es menos conocido es que los gobernantes también practicaban una forma de sacrificio sobre sí mismos. Se cortaban a sí mismos utilizando objetos afilados como la obsidiana, las espinas o los dientes de tiburón. Podían cortarse cualquier parte blanda del cuerpo, pero normalmente eran la lengua o los genitales. La sangre esparcida se recogía entonces en un papel hecho de corteza y se quemaba. El humo transmitía mensajes a los dioses.
La sangre, para los mayas, era la fuerza misma de la vida y en el principio de los tiempos los dioses habían sacrificado su propia sangre para que el mundo llegara a existir. Desde entonces, los humanos tenían una deuda de sangre con los dioses y los sacrificios eran una forma de pagarla. Curiosamente, la mejor sangre era la de los nobles y, por ello, los nobles enemigos eran una presa preciada en las guerras. Los mayas mantenían "granjas" de nobles extranjeros que podían ser sacrificados en ocasiones ceremoniales. Los líderes que reclamaban para sí la autoridad política debían pasar por estas ceremonias. Esto incluía a los reyes y a los miembros de la familia real.
Imágen: Vaso maya del periodo clásico con una escena de sacrificio humano. De Photo: User:FA2010 - Trabajo propio, Dominio público
Una escena especialmente espantosa de un relieve maya muestra a una reina con la lengua perforada. A continuación, un hilo con espinas fue introducido en el agujero de la lengua. La agonía que experimentó la reina debió de ser perfectamente alucinante. Y, de hecho, parece que ése era el objetivo. El dolor que sufría la realeza la ponía en contacto con reinos trascendentales y dejaba claro a todos los demás que poseía poderes espirituales únicos. Para que el objetivo fuera lo más eficaz posible, las autolesiones se realizaban ante grandes concentraciones de personas, en una plaza o en la cima de una pirámide. El hecho de que los líderes de un país tuvieran que sacrificarse de estas formas tangibles seguramente significaba que eran mucho más cuidadosos a la hora de embarcarse en empresas arriesgadas. Si los líderes políticos actuales tuvieran que mutilarse los genitales en público antes de ir a la guerra, las guerras serían menos frecuentes.
Este artículo se basa en la publicación original en inglés: ErikRingmar, History of International Relations: A Non-European Perspective.Cambridge, UK: Open Book Publishers, 2019.
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